LI-YOUNG LEE
(Jakarta -Indonesia, 1957)
(Jakarta -Indonesia, 1957)
Versión del inglés por Silvia Wend
PEQUEÑO PADRE (LITTLE FATHER)
Enterré a mi padre en el cielo.
Desde entonces, los pájaros
lo limpian y peinan cada mañana
y estiran la cobija hasta su barbilla
cada noche.
Enterré a mi padre bajo tierra.
Desde entonces, mis escaleras
sólo bajan,
y toda la tierra se ha vuelto una casa
cuyos cuartos son las horas, cuyas puertas
se alzan abiertas al anochecer, recibiendo
huésped tras huésped.
A veces veo más allá de ellos
hacia las mesas tendidas para un festín de bodas.
Enterré a mi padre en mi corazón.
Ahora crece en mí, mi extraño hijo,
mi pequeña raíz que no tomará leche,
pequeño pálido pie hundido en noche inaudita,
pequeño resorte de reloj recién mojado
en el fuego, pequeña uva, padre del futuro
vino, un hijo fruto de su propio hijo,
pequeño padre que rescato con mi vida.
(de Libro de mis noches, 2001)
EL PUENTE
(THE BRIDGE)
Las estrellas reportan una vasta consecuencia
a la que se une nuestro momento humano.
O es acaso toda la oscuridad
a su alrededor hablando?
Y si alguien que escuchara por años
una noche oye Hogar,
qué ha de hacer con el cuento
que sus huesos le tararean
sobre el polvo?
Que vaya en busca del escondite
del rocío, donde nacen las horas.
Que descubra el corazón de quien
late detrás de las hojas que caen.
Y en cuanto a aquel que oye Recuerda,
bueno, yo empecé a cantar
las palabras que mi padre cantaba
cuando se arrodillaba a enseñarme
cómo amarrar mis zapatos:
Cruzando por encima, cruzando por debajo, pequeño pájaro,
construye tu puente antes del anochecer.
(de Libro de mis noches, 2001)
TRENZANDO
(BRAIDING)
I
Los dos sentados en nuestra cama, túentre mis piernas, de espaldas a mí, tu cabeza
ligeramente inclinada, para que yo pueda cepillar y trenzar
tu cabello. Mi padre
hacía esto para mi madre,
igual que yo lo hago para ti. Una mano
sostiene el borde de tu pelo, la otra
le trabaja al cepillo. Ambas manos trepan
mientras los deslizares crecen
más largos, hasta que uso no sólo las muñecas,
sino los brazos, luego los hombros, mi cuerpo entero
hamacándose al ritmo de un remero, al tiempo parejo
de un amante, mientras se deshacen los enredos,
y cepillo y mano desnuda recorren el espeso
largo fluído de tu cabellera, cuyo aroma invernal
allega, un tenue, humano almizcle.
II
Anoche el cuarto estaba tan fríoque soñé que estábamos en Pittsburg otra vez, donde el invierno
persistía y nosotros nos dormíamos en el último asiento
del Negley 71, oscuras mañanas yendo a trabajar.
Cómo desearía que no hubiéramos odiado esos años
mientras los vivíamos.
Aquellos fueron días de libros,
días de silencios apilados a lo alto
como el cielorraso de ese gran salón sombrío
donde estudiábamos. Recuerdo
las gruesas mesas de roble, qué frías
se sentían contra mi cara
cuando recostaba la cabeza y me dormía.
III
Qué largo te ha crecido el pelo.Gradualmente, diciembre.
IV
Vendrá un díay uno de nosotros tendrá que imaginarse esto: tú,
después del baño, de piernas cruzadas sobre la cama, soñolienta, paciente,
mientras yo te trenzo el pelo.
V
Aquí, lo que se hace, estas trenzas, se deshaceen el tiempo, y debe ser hecho
otra vez, dentro y en contra
del tiempo. Así yo trenzo
tu cabellera cada día.
Mis dedos recogen, miden cabello,
enganchan, estiran y tuercen cabello y cabello.
Hábiles, rápidos, tejen,
entrelazan, articulan guedeja y guedeja, para hacer
y hacer estas trenzas, que apuntan
en la dirección de mi ir, de todo nuestro continuo ir.
Y aunque lo que se hace no permanece,
mi hacer es fiel, y, además, hay un hacer
del cual este hacer-en-el-tiempo es sólo una parte,
un hacer que permanece
más allá de las manos que se alzan en el peinar,
las manos que caen en el trenzar,
rastreando cabello en cada etapa de su destrenzarse.
VI
Amor, cómo se acumulan las horas. Incontables.Los árboles crecen altos, alguna gente se va
y disminuye para siempre.
Los húmedos días de hojalata se deslizan sin aviso
y cruzamos sobre un año y un año.
(de Rosa, 1986)
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