jueves, 17 de julio de 2014


El alcohol transfigura los fantasmas de la soledad, reemplaza al otro que no esta ahí, llena los vicios que se han abierto en nosotros, un día, hace mucho. Marguerite Duras

viernes, 11 de julio de 2014


El amor no existe mas allá de unos instantes. Después se dispersa: en la imposibilidad misma, real, de cambiar el curso de una vida. Marguerite Duras


No hay ninguna tan deseable de vivir como la que mas hace sufrir. Marguerite Duras


...el lenguaje mata toda pasión, la circunscribe, la disminuye. Pero cuando el amor no se dice, tiene la fuerza del cuerpo, la fuerza ciega e intacta del goce... Marguerite Duras



...descubri la ambivalencia que anida en toda pasion. El amor como deseo de poseer al otro al punto de querer devorarlo. Marguerite Duras

...nada ha sido nunca tan dificil de decir, de describir, como la pasion: la cosa mas banal, y al mismo tiempo la mas ambigua. Marguerite Duras


El amor es lo unico que cuenta de verdad. Marguerite Duras


Que encuentre su camino sin seguir ningun modelo, ninguna referencia, que no serviran mas que para enmascarar su propio miedo. Marguerite Duras


Es lo que llamo el sitio de la pasion. Alli se es sordo y ciego. En fin, trato de estar ahi lo mas posible. Marguerite Duras


...sugerir, no definir... Marguerite Duras

El exterior no me interesa mas que por sus efectos sobre la conciencia de mis personajes. Todo se produce, irremediablemente, en el microcosmos asfixiante del yo. Marguerite Duras



... los tomo en ese estado inacabado de su construccion o deconstruccion, porque lo que me interesa es el estudio de la fisura, de los vacios imposibles de llenar que se abren entre la palabra y el gesto, residuos entre lo que se dice y lo que se calla. Marguerite Duras

jueves, 29 de mayo de 2014

Li-Young Lee (1957): De este gran poeta americano, nacido en Yakarta de padres chinos, asimismo un breve fragmento —lástima de falta de espacio— de “La ciudad en la que yo te amo”:
(…) Pero en la ciudad                 
en la que yo te amo,
      
nadie viene, nadie

viene a mi encuentro en las hendiduras de los ladrillos;
                  
en la oscuridad de la brecha.
          
Ningún dedo me toca en secreto, ninguna boca
              
prueba la pureza de mi sal,
          
nadie despierta lo dulce de las células, ni oye el crujir
                           
en las costillas, el tema importante de los huecos;
(…) En los sitios excavados                           
te esperé y no vino el llanto. (…)
LI-YOUNG LEE
(Jakarta -Indonesia, 1957)
Versión del inglés por Silvia Wend
PEQUEÑO PADRE 
(LITTLE FATHER)
Enterré a mi padre en el cielo.
Desde entonces, los pájaros
lo limpian y peinan cada mañana
y estiran la cobija hasta su barbilla
cada noche.

Enterré a mi padre bajo tierra.
Desde entonces, mis escaleras
sólo bajan,
y toda la tierra se ha vuelto una casa
cuyos cuartos son las horas, cuyas puertas
se alzan abiertas al anochecer, recibiendo
huésped tras huésped.
A veces veo más allá de ellos
hacia las mesas tendidas para un festín de bodas.

Enterré a mi padre en mi corazón.
Ahora crece en mí, mi extraño hijo,
mi pequeña raíz que no tomará leche,
pequeño pálido pie hundido en noche inaudita,
pequeño resorte de reloj recién mojado
en el fuego, pequeña uva, padre del futuro
vino, un hijo fruto de su propio hijo,
pequeño padre que rescato con mi vida.

(de Libro de mis noches, 2001)
EL PUENTE
(THE BRIDGE)
Las estrellas reportan una vasta consecuencia
a la que se une nuestro momento humano.

O es acaso toda la oscuridad
a su alrededor hablando?

Y si alguien que escuchara por años
una noche oye Hogar,

qué ha de hacer con el cuento
que sus huesos le tararean
sobre el polvo? 

Que vaya en busca del escondite
del rocío, donde nacen las horas.

Que descubra el corazón de quien
late detrás de las hojas que caen.

Y en cuanto a aquel que oye Recuerda,
bueno, yo empecé a cantar
las palabras que mi padre cantaba
cuando se arrodillaba a enseñarme
cómo amarrar mis zapatos:

Cruzando por encima, cruzando por debajo, pequeño pájaro,
construye tu puente antes del anochecer.

(de Libro de mis noches, 2001)
TRENZANDO
(BRAIDING)
I
Los dos sentados en nuestra cama, tú
entre mis piernas, de espaldas a mí, tu cabeza
ligeramente inclinada, para que yo pueda cepillar y trenzar
tu cabello. Mi padre
hacía esto para mi madre,
igual que yo lo hago para ti. Una mano
sostiene el borde de tu pelo, la otra
le trabaja al cepillo. Ambas manos trepan
mientras los deslizares crecen
más largos, hasta que uso no sólo las muñecas,
sino los brazos, luego los hombros, mi cuerpo entero
hamacándose al ritmo de un remero, al tiempo parejo
de un amante, mientras se deshacen los enredos,
y cepillo y mano desnuda recorren el espeso
largo fluído de tu cabellera, cuyo aroma invernal
allega, un tenue, humano almizcle.

II
Anoche el cuarto estaba tan frío
que soñé que estábamos en Pittsburg otra vez, donde el invierno
persistía y nosotros nos dormíamos en el último asiento
del Negley 71, oscuras mañanas yendo a trabajar.
Cómo desearía que no hubiéramos odiado esos años
mientras los vivíamos.
Aquellos fueron días de libros,
días de silencios apilados a lo alto
como el cielorraso de ese gran salón sombrío
donde estudiábamos. Recuerdo
las gruesas mesas de roble, qué frías
se sentían contra mi cara
cuando recostaba la cabeza y me dormía.

III
Qué largo te ha crecido el pelo.
Gradualmente, diciembre.

IV
Vendrá un día
y uno de nosotros tendrá que imaginarse esto: tú,
después del baño, de piernas cruzadas sobre la cama, soñolienta, paciente,
mientras yo te trenzo el pelo.

V
Aquí, lo que se hace, estas trenzas, se deshace
en el tiempo, y debe ser hecho
otra vez, dentro y en contra
del tiempo. Así yo trenzo
tu cabellera cada día.
Mis dedos recogen, miden cabello,
enganchan, estiran y tuercen cabello y cabello.
Hábiles, rápidos, tejen,
entrelazan, articulan guedeja y guedeja, para hacer
y hacer estas trenzas, que apuntan
en la dirección de mi ir, de todo nuestro continuo ir.
Y aunque lo que se hace no permanece,
mi hacer es fiel, y, además, hay un hacer
del cual este hacer-en-el-tiempo es sólo una parte,
un hacer que permanece
más allá de las manos que se alzan en el peinar,
las manos que caen en el trenzar,
rastreando cabello en cada etapa de su destrenzarse.

VI
Amor, cómo se acumulan las horas. Incontables.
Los árboles crecen altos, alguna gente se va
y disminuye para siempre.
Los húmedos días de hojalata se deslizan sin aviso
y cruzamos sobre un año y un año.

(de Rosa, 1986)
Un himno a la infancia

¿Infancia? ¿Qué infancia?
¿Esa que no duró?
¿Esa en que aprendiste a tenerle miedo
al pozo de madera que estaba en el patio
y a la escalera de daba al altillo?

¿La que estaba presidida por hombres armados
en uniformes que no les quedaban
paseándose por calles y callejones
mientras que por los altoparlantes declaraban una nueva era,
y la casa alrededor tuyo crecía,
los cuartos se alejaban y tenían más y más
gente desparecida?

Las fotos se susurraban entre ellas
desde sus marcos en los pasillos.
Las ollas decían tu nombre
cada vez que pasabas por la cocina.

Y vos pretendías estar muerto con tu hermana
jugando a juegos de rescate y abandono.
Aprendiste a quedarte inmóvil tanto tiempo
que el mundo te parecía una obra que mirabas
desde la seguridad de un palco acolchonado. ¡Mirá! Gritando
vienen los sirvientes, aullando los soldados
dando vuelta los muebles,
destrozando la porcelana de tu madre.

No te quedes dormido.
Cada acto se abre con tu madre
leyendo una carta que la hace llorar.
Cada acto se cierra con tu padre cayendo
en las manos de un Faraón.

¿Qué infancia? ¿La que nunca termina? Oh vos
todavía un niño que crece lentamente.
Todavía hablando con Dios y pensando que la nieve
que cae es el sonido de Dios escuchando
y que el invierno es la casa de altos techos
donde Dios mide con un solo ojo
una ola del océano en minutos y octavas
y cuenta con muchos dedos
todas las formas con que un chico aprende a decir Yo.

¿Qué infancia?
¿Esa de la que nunca podés escapar? Vos,
tan lento para saber
qué sabés y qué no sabés.
Todavía pensando que escuchás una canción grave
en el viento que sopla en los tejados,
una historia en tu respiración,
dolor en la paloma que canta al anochecer
y plenitud en el pájaro que no ves
piar en la mañana. Todavía lento para diferenciar
la memoria de la imaginación, el cielo
del ahora y acá,
el infierno del ahora y acá,
a la muerte de la infancia, y a ambas
del sueño.

Li-Young Lee - Un himno a la infancia

Versión de Tom Maver
Autoayuda para refugiados”:

Si su nombre recuerda a algún país en el que las campanas
eran usadas en los espectáculos
o para anunciar la llegada y la salida de las estaciones
o los cumpleaños de dioses y demonios,
lo mejor será usar ropas simples
al llegar a los Estados Unidos
y tratar de no hablar en voz muy alta.
si además usted ha visto a los soldados
golpear y arrastrar a su propio padre
frente a la puerta de la casa
y arrojarlo a una camioneta puesta en marcha
antes de que su madre lo halara desde la veranda
y escondiera su cara entre sus vestidos,
trate de no juzgar con dureza a su madre.
No le pregunte qué creía, por qué desviaba
los ojos del niño
lejos de la historia
hacia aquel punto en que comienza todo el dolor humano.
Y si usted llega a conocer a alguien
en su país de adopción
y le parece ver en ese rostro
un cielo abierto, la promesa de un comenzar de nuevo,
tal vez eso signifique que usted ha llegado demasiado lejos.

Li-Young Lee, poesía de no ficción

La mañana desciende a esta ciudad vacía de ti.
Páginas y ventanas prenden fuego y tú no estás.
Alguien barre su tramo de acera,
despierta a los borrachos, tirados como ropa sucia,
y tú estás lejos.

No estás en el viento
que alguien anota en el margen de un libro.
Te has ido de las breves hogueras en solares vacíos
donde formas humanas se apiñan,
aspirantes a su propio fantasma.

Entre muros de ladrillo, en un espacio no más ancho que mi rostro,
un retoño sin hojas se yergue sobre el barro.
En sus ramas, un nido de bocas desolladas
abriéndose y piando, fuegos escuálidos que han de comer.
Mi hambre de ti no es menor que la suya.

Li-Young Lee (1957) 
Lee ha dicho que considera a cada poema es un ". Descendiente de Dios" Cuando se le preguntó sobre poemas imperfectos de Poetas y Escritores, Lee explicó: "Hay grandes poemas que tienen defectos. Hay fallas de percepción, incomprensiones, pero esos defectos se convierten en parte de la integridad del poema, así que todavía sienten que esos poemas son descendientes de Dios. Pero si un poema no es aún lo suficientemente bueno para ser un poema, yo no creo que desciende de Dios

li-young lee

lunes, 26 de mayo de 2014


 Li-Young Lee, es chino-estadounidense y escribe poemas 

PEQUEÑO PADRE

Enterré a mi padre

en el cielo.
Desde entonces, los pájaros
lo limpian y peinan cada mañana
y lo tapan con las sábanas hasta arriba
cada noche.

Enterré a mi padre bajo tierra.
Desde entonces, mis escaleras
sólo van hacia abajo
y toda la tierra es una casa
cuyos cuartos son las horas, cuyas puertas
permanecen abiertas a la tarde, recibiendo
a un invitado tras otro.
A veces veo detrás de ellos
las mesas dispuestas para un banquete de casamiento.

Enterré a mi padre en mi corazón.
Y ahora crece en mí, mi extraño hijo,
mi pequeña raíz que no bebe leche,
pequeño y pálido pie hundido en la noche unheard-of,
pequeño reloj que sale recién mojado
del fuego, pequeña uva, padre del futuro
vino, un hijo fruto de su propio hijo,
pequeño padre que rescato con mi vida.
La creacion del artista es una construccion. Proyecta fuera de si todo lo pequeño y efimero: sus dolores solitarios, sus deseo vagos, sus pesadillas y todas las alegrias que habran de marchitarse. Despues todo en el se expande y adquiere un aire de fiesta y es una morada digna de el la que ha levantado... para si mismo. R. M. Rilke
Respecto a los libros ocurre lo mismo. Un ejemplar al que estoy acostumbrado me refiere su historia con toda familiaridad. Mientras mas lo uso mas me tienta contarsela a mi vez, en tanto el hara de auditor. Un libro amigo acepta de buen agrado este gozoso intercambio, del que resultan situaciones imprevistas. Con el tiempo, el libro contiene diez veces mas de lo que esta realmente impreso y releo con el mis propios recuerdo y pensamientos. Ya no esta escrito en el aleman de tal o cual, antes bien en mi lengua mas personal. R. M. Rilke
Debemos ser hombres. Tenemos necesidad de la eternidad, pues solo ella otorga amplitud a nuestros gestos y no obstante sabemos que nuestro tiempo es estrechamente limitado. Nos hace falta entonces, crear un infinito en el interior de estos limites pues ya no creemos mas en la inmensidad.
Diario Florentino R. M. Rilke
Pero aun siento otra cosa en mi: esperar. Tantas cosas nuevas se acumulan delante mio que no puedo nombrarlas ni distinguirlas. Pero hay que mirar hacia el bosque y hacia el mar, hacia esa infinita magnificencia y espera pues la claridad llegara. Y la claridad ha llegado. Diario Florentino R. M. Rilke
...que no hablo del todo de las cosas sino de lo que he llegado a ser por ellas. Esto que ocurre independiente de mi voluntad es lo que me hace feliz y me exalta , pues siento que estoy conviertiendome en confidente de todo lo que la belleza designa, que no soy solamente el vigia que acoge sus revelaciones como mudos favores... Diario Florentino R. M. Rilke
Cuando comprendi que era menester guardar silencio, todo se acerco a mi. En el fondo de mi sensibilidad siempre habia sido un niño: lo fui en la oscuridad de mi nostalgia cuando pase un verano a la orilla del Baltico.. Diario Florentino R. M. Rilke

Una de las leyes fundamentales de la vida es sentir cada posesion como un todo. Cualquier añadidura parecera superflua y sera entonces una riqueza sin objeto. Diario Florentino. R. M. Rilke